La Congregación

Comisión de Formación

La Comisión que lleva adelante la formación de las hermanas está coordinada por la Hna. Alicia Barton.

La comisión de formación, en fidelidad al Evangelio, al Carisma Dominicano y a la cultura contemporánea, animará la puesta en práctica del  Plan de Formación Continúa (PFC) de nuestra congregación.

Favorecerá la formación continua y sistemática de las hermanas que hayan sido nombradas para el servicio de la formación y será un espacio de referencia y discernimiento para ellas.

Creará conciencia de la responsabilidad de la formación en todas las hermanas de la Congregación y promoverá un mayor conocimiento e integración aprovechando visitas, cursos o colaboraciones en experiencias pastorales. 

Participará en el discernimiento de  la admisión para las distintas etapas y renovación de votos temporales y tendrá presente que el proceso de formación implica una evolución que pasa por los diversos grados de la maduración personal e integra  desde lo psicológico y espiritual a lo teológico y pastoral (cf. VC 65; PDV,cap.V). Dos facetas están implicadas necesariamente en este proceso: por un lado, el discernimiento sobre la posibilidad de vivir de acuerdo con la tradición espiritual y las leyes de nuestra Orden; por otro, el acompañamiento de la vida misma en su evolución personal (cf.EE,n.44). Las diversas etapas en la formación se orientan a favorecer este doble proceso con la gradualidad y dinamismo que por su misma naturaleza requiere, sin perder de vista su unidad fundamental. (cf.LCO164; RFP 47). (ROC 19.4).

Líneas de acción para el período 2022-2025:

  1. Seguir acompañando y generando espacios de diálogo, encuentro y propuestas alternativas para las hermanas perpetuas jóvenes y en formación inicial que favorezcan el contento vocacional.
  2. Profundizar en la formación la dimensión comunitaria como tejido vital que favorece vínculos de hospitalidad y ternura, al modo de la Trinidad, e invita a una conversión personal y comunitaria constante, encarnando un estilo circular que supone la capacidad de participación, pertenencia y paciencia.
  3. Una formación en clave de una ecología integral, desde la conciencia de la interrelación y la sacralidad de todo lo creado.
  4. Ahondar en un estilo formativo desde una mirada contemplativa, teologal que potencie una disposición a hacer de la contemplación una actitud vital.
  5. Impulsar la capacitación de hermanas que puedan dar continuidad a los procesos de formación inicial y de pastoral juvenil vocacional.

También queremos acentuar algunos aspectos en nuestros procesos formativos. Las mismos fueron recogidos del caminar, de la escucha, del dialogo y discernimiento junto a hermanos y hermanas que vienen haciendo un camino en el acompañamiento a las nuevas generaciones en nuestro continente. 

  • Optar por una formación en actitud de discernimiento constante, poniendo atención al ritmo del Espíritu y sus invitaciones, buscando siempre el querer de Dios.
  • Optar por una formación para la libertad responsable, y generar habilidad para leer la vida desde la fe, con mirada creyente y esperanzada, construyendo sentido desde la persona de Jesús, sus criterios de amor, que totaliza que da razón a la existencia desde la riqueza de un proyecto en convocación. 
  • Optar por una formación desde los procesos de las personas, posibilitando desplegar el potencial de la vida, reconociendo que somos identidades que nos integramos, sanamos y humanizamos. 
  • Optar por una formación desde la diversidad, en la diferencia, donde el don de cada uno se transforma en oportunidad para la construcción y renovación de nuestro proyecto común. 
  • Optar por una formación desde una mirada contemplativa, teologal y encarnada desde un itinerario de apertura en un doble movimiento, interior y exterior. Potenciando una disposición a hacer de la contemplación una actitud vital, como modo de vida, liberándonos de la prisa, de la rigidez, de la agenda, del activismo. 
  • Optar por una formación desde una espiritualidad que nos enhebra y conecta, favoreciendo el trabajo en redes, teniendo en cuenta que somos subjetividades que interactuamos y comulgamos desde lo intercultural, lo generacional, siendo capaces de integrar las polaridades propias de la vida. 
  • Optar por una formación priorizando el lugar del silencio, donde podemos Vernos, a nosotras mismas. Verlo, a Jesús centro de nuestra vida. Verles, la realidad que nos invita a salir y desde esta actitud, reconocer que todo es gracia. 
  • Optar por una formación en la fidelidad que entraña solidez y no rigidez, una fidelidad peregrina que nos anime siempre a ir al fondo de la existencia, siendo capaces de ponernos en camino, donde la realidad nos sitúe. 
  • Optar por una formación por lo comunitario como tejido vital que favorece vínculos de hospitalidad y ternura, a modo de la Trinidad, que invita a una conversión personal y comunitaria constante, que encarna en sí mismo un estilo circular que supone la capacidad de participación, pertenencia y paciencia.
  • Optar por una formación en comunidades que se sepan convocadas por el espíritu de Jesús y portadoras de una misión, cuyo centro es la predicación de la Buena Noticia. 
  • Optar por una formación en salida, hacia geografías desconocidas, hacia el límite, hacia la frontera, apasionadas por la vida, dispuestas a darlo todo, generosas y consecuentes con el Sí. 
  • Optar por una formación que construye proyectos comunitarios y sus opciones, revisa sus estructuras y se deja interpelar por los ecos de la realidad desde entrañas de misericordia. 
  • Optar por una formación en clave de una ecología integral, desde la conciencia de la interrelación y la sacralidad de todo lo creado.
  • Optar por una formación desde una mirada apreciativa, con pactos mutuos de cuidado y confianza lúcida

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