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Desde Santiago a Córdoba: Misión en La Pampa

04/06/2018

Como cada año, alumnos y adultos del colegio La Asunción de Santiago del Estero llevaron adelante la misión de Semana Santa.Se instalaron desde el Jueves al Sábado Santo en la casa La Providencia de La Pampa, Ascochinga. Además de compartir con el pueblo las celebraciones litúrgicas de cada día, los voluntarios visitaron las casas. En […]

Como cada año, alumnos y adultos del colegio La Asunción de Santiago del Estero llevaron adelante la misión de Semana Santa.Se instalaron desde el Jueves al Sábado Santo en la casa La Providencia de La Pampa, Ascochinga. Además de compartir con el pueblo las celebraciones litúrgicas de cada día, los voluntarios visitaron las casas. En este encuentro, profundizaron los vínculos con las familias y en ellos vieron a Jesús Resucitado.

Testimonio de Noelia Ruiz. Alumna y voluntaria del Colegio La Asunción:

Todos los años misionamos ahí y es eso lo que lo hace muy especial e importante. Para nosotros, esta misión es como una oportunidad para el encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios. Es una experiencia que te renueva, te abraza y te hace muy bien. Servir es el acto más hermoso que una persona puede hacer. Es así, que esperamos con mucho amor y entusiasmo poder volver a este lugar tan lindo.

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 Testimonio de Camila Bravo. Alumna y voluntaria del Colegio La Asunción:

«La misión siempre ha sido y será para mí una experiencia inolvidable y especial que me llena de amor, motivación, felicidad y plenitud que no se compara con ningún lujo ni riqueza. Mi deseo esta vez fue: “Que todos podamos llevar un mensaje de paz y amor a quienes necesitan”. Era muy lindo ver como todos veníamos en busca de lo mismo: el encuentro con el hermano.

 Yo estuve en el grupo de niños y junto a mis compañeros organizamos los juegos. Lo bueno es que todos pusimos nuestras ideas y logramos hacer que los niños se diviertan sanamente, siempre inculcando el compañerismo entre ellos.

En las visitas, lo más hermoso es ver cómo la gente se siente contenida hablando abiertamente con nosotros.Esta vez acompañé voluntariamente a la Hna. Valeria con dos compañeras más para llevar la comunión a una señora muy enferma que hace unos días había sido dada de alta. Sinceramente esa fue la historia más fuerte y dura que escuche esta misión. Fu un momento emocionante que me permitió a mi tomar como un ejemplo de vida y lucha a esa mujer. Con ella compartimos una charla muy linda y larga, la lectura de Evangelio, una oración y a Jesús Eucaristía.

El Viernes Santo por la noche tuvimos un momento que para mí fue el más especial que vivimos como grupo. Sentados alrededor de la cruz, todos ofrecimos nuestro dolor, aquello que tanto nos oscurece y no permite que seamos luz para los demás. Cantamos, pidiendo la fortaleza necesaria para afrontar las dificultades. Para mí fue hermoso saber que todos los que estábamos allí tenemos algo que nos desmotiva y nos entristece, pero sin embargo decidimos entregarnos al servicio

Luego del desayuno del Sábado Santo, cada uno de nosotros tomó una vela que ofreceríamos en la celebración de la tarde. La tallamos de una manera significativa para cada uno, con símbolos, números, letras nombre de personas, para representar aquellas personas o momentos que fueron luz para nosotros.

Para mí fue una experiencia muy linda; como dije en el fogón “me llevo un corazón renovado y motivado”. Es la tercera vez que voy  misionar a Ascochinga y cada misión es única. Cada vez que voy, crecen más las ganas de volver y seguir aprendiendo de ese pueblo que nos esperaba con las manos y el corazón abierto siempre.

Me gustó mucho ve crecer la fe de mis amigos y compañeros. Ver su entusiasmo por mejorar. Ver que eligieron amar, creer, actuar y más que nada me gustó ser instrumento de Dios y sentir su presencia.

Agradezco  a todas aquellas personas que hacen posible esta misión, especialmente a mi colegio por brindarnos la oportunidad de crecer como personas, a través de la fe y el servicio y a las Hermanas por confiar y creer en nosotros.