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¿Quién mantiene intacta la Esperanza? Misión en La Soledad

04/06/2018

Una vez más, el equipo de Voluntariado del colegio Santa Rosa se instaló en el pueblo de Burruyacú desde el Jueves hasta el Sábado Santo. En esta oportunidad, fueron 50 personas entre voluntarios de otros colegios y ex alumnas, docentes y alumnos de ambas sedes. La capilla San Cayetano fue el lugar donde se celebró […]

Una vez más, el equipo de Voluntariado del colegio Santa Rosa se instaló en el pueblo de Burruyacú desde el Jueves hasta el Sábado Santo. En esta oportunidad, fueron 50 personas entre voluntarios de otros colegios y ex alumnas, docentes y alumnos de ambas sedes. La capilla San Cayetano fue el lugar donde se celebró la liturgia cada día y el camino principal fue el escenario del Vía Crucis. Antes de regresar, el sábado fue la celebración de la Pascua, en la que se encendió la luz de la Vida para toda la comunidad.

Testimonio de Florencia Altieri. Alumna de 6to año del Colegio Santa Rosa Sede Centro. Voluntaria del Proyecto Voluntariado-Misión La Soledad:

¿Quién realmente termina ayudando a quién? Es la pregunta que nos quedó resonando a todos los voluntarios que participamos en la misión. No fue como cualquier otra, fue especial, porque el centro de todo fue Jesús, su vida, su muerte y su resurrección. Él siempre está presente pero en esta misión lo sentimos más que nunca, en la risa de los chicos, en su voluntad para aprender cosas nuevas, en las conversaciones con la gente del pueblo mientras visitamos sus casas, en las representaciones, en el Vía Crucis, simplemente en todo. Todo tenía su marca, su sello personal. Todo fue por Él y para Él.

En esta oportunidad, fuimos muchos los que nos animamos a vivir la Semana Santa de una manera diferente. Algunos fueron por primera vez, otros regresaron después de mucho y otros continuaron dejando su huella y contagiando a los demás a hacer lo mismo. Sea cual sea el lugar de donde vinimos, caminamos juntos y compartimos con la gente hasta el punto de no saber si estamos nosotros para ayudarlos o en realidad ellos nos ayudan a nosotros.

De esta misión me llevo el cuidado mutuo, entre voluntarios y la gente de La Soledad. El acercarse, el estar para el otro, el sentirse parte de una locura tan grande de amor y, sobre todo, el ver a Jesús Resucitado en el corazón de cada uno de nosotros.

 

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