Cuando dio inicio a su obra, transformando su vivienda en asilo, el 28 de diciembre de 1886, respondió mucho más allá de lo esperado.
“No sólo con mi dinero sino con mi vida toda ayudaré a estos niños huérfanos… Mi casa será la de ellos…” fueron las palabras que dirigió a Fray Ángel María Boisdron, expresando el deseo más profundo de su corazón.
DOMINGO XV: El acercarse y mirar pueden resultarnos actitudes “fáciles”, pero hay que añadir una tercera para poder vivir la Palabra del Señor: hacer consciente que muchas veces hemos vivido o vivimos situaciones límites y que necesitamos de la compañía de otro para sanar nuestro dolor. Solo desde aquí podremos hacernos prójimos de los demás.