Oyentes de la Palabra
LA PALABRA DE DIOS EN EL SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
En este segundo domingo intentemos tejer tres miradas para poder darnos un tiempo de parada en este caminar cuaresmal.
Génesis 15,5-12.17-18; Salmo 26; Filipenses 3,17-4,1 y Lucas 9,28-36.
Lo primero que nos dice el evangelio de Lucas es que en este camino hay que realizar desplazamientos, tanto geográficos como existenciales, y si lo miramos desde Dios, desplazamientos teológicos. En unos versículos anteriores del texto que leemos hoy, Jesús les había preguntado a sus discípulos quién era Él, y les había anunciado lo que le ocurriría al llegar a Jerusalén. Frente a todo esto, los discípulos necesitaron realizar un desplazamiento para poder comprender algo de lo que se les estaba revelando. Y Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y subieron a un monte para orar… y ellos caminaron con Él. Allí no escucharon grandes discursos, sino que tuvieron un tiempo de oración y de contemplación.
La segunda mirada que quisiéramos compartir es la dirección de este desplazamiento. No solo debemos estar dispuestos para caminar, sino que además debemos ser conscientes que no vamos a cualquier lugar. Como los discípulos, debemos caminar hacia arriba, subir el monte, porque allí hay encuentro con el Señor. Quizás lo debemos hacer con aquellos que están acostumbrados a subir, compañeros, nuestra familia, personas con quienes compartimos diálogos honestos o el mismo voluntariado… aquí el discernimiento es clave en nuestra vida y debemos elegir con quién y hacia dónde lo hacemos. Soñemos y aspiremos a grandes cosas, proyectos que eleven nuestra dignidad, que nos hagan mejores personas… opciones que nos permitan mirar de frente lo que somos.
Por último, hay algo que no debemos perder de vista en esta segunda parada de la cuaresma. Además de desplazarnos y mirar hacia arriba/contemplar, se nos interpela a aprender de aquellos que tienen la práctica de la “subida” y saber escuchar las palabras que se dicen en esos espacios de “altura”. Pedro, Santiago y Juan escucharon dos cosas fundamentales para el seguimiento que les tocó hacer a partir que descendieron del monte: “Moisés y Elías hablaban con Jesús de los que iba a pasar en Jerusalén”, lugar hacia el cual desde ahora deberán tener puesta, no solo su mirada, sino toda su vida; y escucharon que solo ese camino es posible si “escuchan al Hijo amado del Padre”.
En nuestro comentario de hoy repetimos muchas veces tres palabras, camino-debemos-escucha. Dios quiera que cada una de estas actitudes la vivamos no como una exigencia u obligación, sino como una posibilidad de vida. Hagamos memoria de todas las veces que el caminar, el escuchar y el deber (confiar a pesar de no ver) nos abrieron camino para una experiencia de vida y de solidaridad con otros.
Escuchar nuestro podcast de los comentarios bíblicos