La Congregación

Espacio de las Infancias «Madre Elmina» – ÁREA PEDAGÓGICA 2025

El juego, la cultura y el arte como derechos y territorios fundantes de las infancias

Desde el Espacio de las Infancias Madre Elmina, asumimos una perspectiva pedagógica que se nutre profundamente del pensamiento y la poética de Chiqui González: María de los Ángeles González: abogada, gestora cultural, directora teatral y docente universitaria de la ciudad de Rosario, Argentina. Tuvo a su cargo la Dirección General del Centro de Expresiones Contemporáneas (1996 – 1999), el Proyecto “La Ciudad de los Niños” (1996 – 2001) y la Isla de los Inventos (2004 – 2006). 

Desde este abordaje, el espacio de las infancias Madre Elmina, mira a la infancia no como un estado de carencia, sino como una potencia creadora, sensible y transformadora. Nos posicionamos desde una pedagogía del asombro, la belleza y la ternura, en la que el juego, la cultura y el arte no son meros recursos, sino derechos y lenguajes vitales para habitar el mundo.

El juego como derecho y como lenguaje

El juego no se enseña ni se impone: se habilita, se aloja, se respeta. Es un acto libre, profundamente humano, en el que las niñas y los niños inventan universos, tramitan emociones, imaginan futuros posibles y reconstruyen la realidad desde la creatividad. En nuestro espacio, el juego es el modo en que las infancias nos hablan, nos invitan a entrar en su lógica simbólica, en su ética y en su estética.

El juego es también una forma de conocimiento: permite pensar, narrar, explorar y reinventar el mundo. Por eso, no se interrumpe ni se reemplaza. Se protege, se cuida, se celebra.

La cultura como territorio compartido

Desde esta mirada, la cultura no es un patrimonio que se transmite de arriba hacia abajo, sino un tejido vivo de sentidos, símbolos y prácticas en el que las infancias participan activamente. Cada niña y cada niño es un actor cultural, un hacedor de lenguaje, “un poeta cotidiano”. El Espacio de las Infancias Madre Elmina se propone como un escenario donde se pueda habitar la cultura desde la creación, no desde el consumo. Apostamos a una cultura que no excluya ni homogenice, sino que abrace la diversidad de saberes, estéticas, memorias y voces, incluyendo las de las comunidades, las familias y el territorio.

El arte como posibilidad y resistencia

El arte, al decir de Chiqui Gonzáles, es una forma de libertad. Es una manera de resistir al silencio, al dolor y a la indiferencia. En nuestro espacio, lo artístico atraviesa todas las propuestas pedagógicas, no como un “taller” aislado, sino como una forma de estar y de mirar el mundo con sensibilidad. Las infancias necesitan el arte no para ser artistas profesionales, sino para ejercer su derecho a imaginar, a crear belleza, a decir lo indecible.

La palabra, el cuerpo, la música, el color, la imagen, el gesto: todos los lenguajes expresivos son habilitados para que cada niño y cada niña pueda decir su mundo, ser escuchado, y también descubrir otros mundos posibles.

Objetivos

  • Promover el juego como derecho fundamental de las infancias, garantizando tiempos y espacios donde puedan jugar libremente, desplegando su imaginación, subjetividad y creatividad sin interrupciones ni condicionamientos.
  • Reconocer a cada niña y niño como sujeto de cultura, posibilitando su participación activa en la creación y apropiación de significados culturales diversos, desde una mirada plural, inclusiva y situada.
  • Fomentar el arte como lenguaje expresivo, emocional y simbólico, habilitando múltiples formas de decir, narrar y construir sentido a través de experiencias estéticas (arte, teatro, danza, música, comunicación, contacto con la naturaleza) que atraviesen lo cotidiano, posibilitando que los niños/as disfruten del cruce de estos diferentes lenguajes, no solo del acompañamiento de las tareas escolares.
  • Propiciar experiencias que integren cuerpo, palabra, emoción y pensamiento, reconociendo la integralidad del desarrollo infantil y el valor

Objetivo específico

  • Acompañar las trayectorias infantiles desde una pedagogía del cuidado, la ternura y la escucha, reconociendo los tiempos, intereses y singularidades de cada niño y niña.
  • Acompañar a las madres en el sentido de pertenencia al Espacio de las Infancias Madre Elmina y en los procesos de cohesión grupal.
  • Fortalecer la participación de las familias y la comunidad, propiciando que las madres y sus hijos puedan integrarse en algunas de las actividades culturales y salidas educativas que se realizan a lo largo del año.