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Webinar: «Migraciones, Drama y Fronteras»

04/30/2024

El 22 de abril se realizó un encuentro virtual, animado por la Promotora de JPIC de la Congregación de las Hnas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús, la Hna. Gabriela Zengarini. En el mismo, la Hna María Alejandra Leguiazmón compartió una experiencia de Intercongregacionalidad en la frontera entre México y los Estados Unidos, junto a […]

El 22 de abril se realizó un encuentro virtual, animado por la Promotora de JPIC de la Congregación de las Hnas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús, la Hna. Gabriela Zengarini. En el mismo, la Hna María Alejandra Leguiazmón compartió una experiencia de Intercongregacionalidad en la frontera entre México y los Estados Unidos, junto a las Hnas Dominicas de la Doctrina Cristiana, una congregación de origen mexicana que tiene presencia en Tijuana y en El Paso (EEUU) y en Ciudad Juárez.

Ha realizado un voluntariado en Tijuana y en El Paso: en una obra de los Salesianos, en un albergue de las Hnas Scalabrianas, Jesuitas y de los Franciscanos, respectivamente.

La movilidad humana es parte de la historia de la humanidad, pero en el siglo XXI continúa siendo un drama existencial. Para una gran población latina, la frontera se ha transformado en una trampa cruel y despiadada por el control policial y por grupos armados que matan a migrantes que quieren cruzar el muro.

El trabajo que realizan los albergues en el lado mexicano es de contención y acompañamiento en la espera que lleguen a la cita con la embajada norteamericana y los albergues del otro lado de la frontera, ayudan a que todas las personas puedan ser ubicadas en casa de familiares y/o en otras dependencias en otros estados que les ayudan a tener un trabajo.

Los motivos de la migración son muy variados, pero mayoritariamente llegan huyendo de conflictos sociales y también como refugiados políticos y ambientales.

He escuchado el clamor de mi pueblo” (Ex 3,7) congregaciones religiosas tanto femeninas como masculinas han escuchado el clamor de migrantes que sufren a consecuencia de la violencia institucionalizada, de gobiernos dictatoriales y de mafias de narcotraficantes que los someten permanentemente quitándoles lo poco que tienen.

Las hermanas y hermanos religiosas y laicos tejen hermandad y ayudan a sanar heridas a través de la escucha y la compañía.

A modo de Madre Elmina, desde nuestra experiencia carismática podemos decir: “mientras haya un gemido de dolor, una voz que reclame verdad, esa será la razón de continuar lo que ella empezó”.

 

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